A veces las cosas cambian con el sólo hecho de mirarlas de otra forma.
Es por eso que no creo en revoluciones radicales que no estén fundadas en nuevas formas de ver la realidad, la vida, nuestra cotidianeidad. En este sentido el papel del arte puede llegar a ser trascendental, como también puede no serlo, y en cierta forma depende de la sensibilidad de los artistas para observar la realidad, para traducir en un discurso aquello que sucede en lo social, sin restringirse a la mera superficialidad o a la necesidad de inclusión en un sistema.
En esta obra me propongo poner en relieve la situación en la que viven algunas personas que ocupan espacios olvidados y descuidados por esta sociedad, situaciones que por repetidas se convierten en parte del bucólico paisaje de la ciudad.