A veces se me da por pensar que los autos son como otro cuerpo para los hombres, si fuera así, como lo imagino, estos nuevos cuerpos de cuatro ruedas harían las mismas cosas que el hombre en la ciudad, andarían por las calles, trabajarían, se irían de vacaciones, comerían, se bañarían...
Otras veces los veo desde arriba del edificio y pienso que son como hormigas, como una plaga que recorre todos los rincones, unos apresurados, otros nerviosos, y hay tantos y tantos, que a veces creo que puedo levantar mis zapatillas y encontrar uno, o puedo abrir la alacena y encontrarlos prendidos del tarro de mermelada.
